Tintin, la Tira Cómica y el Conocimiento del Mundo (2006)
¿Quién ha dicho que no se puede aprender nada de las tiras cómicas? En los países francófonos de Europa, Francia y Bélgica, las tiras de Astérix y Tintin (pronúnciese dandan en su idioma), han provisto a centenares de miles de niños y adolescentes excepcionales aventuras que les han permitido conocer el mundo romano en las Galias y en el imperio (y hasta territorios americanos e indios) para el primero, y de lugares exóticos del mundo como Montenegro, Tibet y Perú para el segundo. Tintin viaja al Perú en su aventura Le Temple du Soleil (El Templo del Sol)
Ambos personajes y sus cohortes son tan populares que es posible que usted haya leído alguna de sus aventuras en las decenas de idiomas en que se ha traducido, probablemente en castellano. La tira cómica o BD es un prolífico medio reconocido como parte importante del arte y literatura en francés. Tanto así que consagrados escritores como Umberto Eco han recurrido al medio para su última novela (La Misteriosa Llama de la Reina Loana – y no, no tiene nada que ver con El Templo del Sol ni Perú). Así, Astérix y Tintin se mezclan con tiras históricas algo más serias como la Historia de Francia en BD. Ello no quiere decir que las dos primeras no estén cargadas de información que le permite a uno tener una imagen ciertamente cómica de las Galias y Roma en tiempos de Julio César. Si bien no se deja de admitir la derrota de los galos, aunque algunos se rehúsan de acordarse de ello, la trama es guiada por la vida de una aldea de galos que le sigue resistiendo. Sus aventuras nos informan de los nombres romanos de muchas ciudades europeas, de las formas de gobierno imperiales, de expresiones latinas con las frases sabias que salpican el texto. De hecho la BD se ha mostrado como un excelente medio de aprendizaje.
Pero el tema de esta opinión se refiere a Tintin y a su creador Hergé, quien en las aventuras de su pequeño periodista, su inseparable perro de alambre blanco y su irascible amigo el capitán Haddock (merluza en inglés) tuvo un especial gusto por las aventuras en las Américas sea con los problemas políticos contemporáneos de golpes de estado con su personaje del general Alcázar, como con las sociedades antiguas como los Incas y sus descendientes. Y es que la inspiración de Hergé se hallaba en las salas de los Museos reales de Bélgica. Es allí donde observa la momia que será la protagonista en Siete Bolas de Cristal, la momia de Rascar Capac en manos de un coleccionista europeo y del maleficio y rapto que afectan al amigo profesor Tournesol (girasol en francés). Ello lleva a Tintin y compañía a viajar a los Andes peruanos en búsqueda del profesor en el Templo del Sol. Asimismo en ese mismo museo descubre la estatua de madera de la costa norte del Perú, que será protagonista, en una trama que se teje del tráfico de artefactos, de la aventura La Oreja Rota. Allí, en un ambiente tropical, Tintin (aun sin el capitán) conoce al general Alcázar a quien ayuda de manera fortuita a tomar el poder. Los contextos históricos de Hergé son a veces endebles: los dueños de la estatua resultan ser una tribu selvática de los Arumbaya; la siguiente vez que Tintin encuentra a Alcázar (Tintin y los Pícaros) lo hace cuando este es un guerrillero que busca retomar el poder en medio del bosque tropical en la que encontramos pirámides de piedra de estilo maya; cuando Tintin y sus amigos entran a una tumba del templo del Sol hacen caer varios ceramios, todos de tiempos y regiones diferentes -una suerte de piñata arqueológica. Pero si bien el general Alcázar cambia de país y cultura, la escenografía de las aventuras es sumamente investigada y precisamente en el Templo del Sol logra crear una breve etnografía y muestra arquitectónica de los Andes peruanos.
Todo esto nos lleva a admirar como la exposición “Au Pérou avec Tintin” (Al Perú con Tintin) sigue siendo sin duda una de las más viajadas sobre la prehistoria andina, llevada bajo la atractiva y muy popular guía de Tintin. Se acaba de abrir su etapa canadiense en el Museo de la Civilización de Québec, luego de haberse concebido en el mismo museo de Bruselas donde Hergé se inspiró de sus reliquias, y haber visitado Holanda y España. La concepción de la muestra imita el recorrido de la línea férrea que el mismo Tintin toma desde Lima para llegar al Cuzco, pasando así los puentes elevados entre los precipicios del empinado valle costeño que sube a la sierra. Y que luego va a bajar a los bosques tropicales con cascadas de la selva alta. Así, el visitante recorre las tres zonas ecológicas más importantes de la región andina todo ello acompañado por piezas selectas de las diversas culturas andinas, pero a la vez siguiendo el hilo de la narración que culmina en el Templo del Sol, en este caso en la selva, en una suerte de El Dorado, sitio legendario tan atractivo en Europa.
Hay que reconocer que ante las dificultades que tienen los museógrafos de concebir guiones atractivos, la gente del Museo de Bruselas ha hallado un filón excepcional para atraer a adolescentes y adultos, que puedan o no ser aficionados a la BD. Tintin se revela entonces como un excelente promotor de cultura pues finalmente la cultura no es un tema que se debe escribir en tratados y revistas científicas. Lamentablemente en el Perú el medio combinado con aventuras de carácter histórico está totalmente inexplorado. Muy de lejos encontramos el carácter parroquial de Condorito en un medio inundado por escenarios vacuos de las tiras traducidas del inglés. Ciertamente, Hergé al involucrarse con situaciones en las que su personaje interactúa con otras culturas no deja de suscitar comentarios negativos, críticas de racismo, tales como los que generó Kipling al narrar aventuras en la India. Es claro que al llamar Zorrino al pequeño amigo no ayuda; curiosamente el nombre no muy cariñoso se dejó tal cual en su traducción castellana.
Así, la exposición Al Perú con Tintin genera un gran interés por la mezcla que ella hace entre lo lúdico, la aventura y lo cultural. Ciertamente se ha dado el más alto cuidado a la calidad de las piezas, que por supuesto incluyen a “Rascar Capac” y a la estatua “Arumbaya”, un verdadero gusto para los aficionados. Tintin se convierte en un importante, si bien curioso, embajador de la cultura peruana. Una pena que los niños peruanos no haya tenido un Tintin que les amenizara la historia del país o aventuras en sus tan ricos y diversos paisajes.
Museo de la Civilización- Québec: http://www.mcq.org/fr/mcq/expositions.php?idEx=w516
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