Comentario a la
entrega de Raúl Asensio en Argumentos del IEP (Julio 2013).
http://www.revistargumentos.org.pe/participacion_patrimonio.html
El tema de esta entrega en línea de Argumentos se ha dedicado al Patrimonio Cultural. Los cinco artículos que componen esta sección se abocan a explorar múltiples posibilidades y caminos que se pueden seguir en el futuro para mejorar el estatus del patrimonio cultural. Como contribuyente al tercer articulo en esta sección me gustaría comentar, tal como se haría en una mesa redonda, las propuestas de los colegas en sus respectivos temas.
El tema de esta entrega en línea de Argumentos se ha dedicado al Patrimonio Cultural. Los cinco artículos que componen esta sección se abocan a explorar múltiples posibilidades y caminos que se pueden seguir en el futuro para mejorar el estatus del patrimonio cultural. Como contribuyente al tercer articulo en esta sección me gustaría comentar, tal como se haría en una mesa redonda, las propuestas de los colegas en sus respectivos temas.
Esta contribución
por Asensio es sumamente interesante. Creo que hacia mucho tiempo no leía una
descripción tan clara de la evolución del concepto de patrimonio y su frágil
situación (más en la practica que en concepto) en Perú. Mas aun, en este
articulo el concepto de patrimonio está presentado en relación a los actores
que lo tienen en consideración (de manera adecuada o no). Esta es un necesidad
importante de patrimonio: debe tener una fundación social y política. Los
actores que definen estos ámbitos social y político van cambiando y, durante el
siglo XX, se han ensanchado. El empoderamiento de las comunidades sobre
decisiones en sus territorios comenzó en relación a tierras y producción. Hoy
han añadido patrimonio cultural, material e inmaterial, y natural como parte de
sus intereses, tal como se puede leer en sus manifiestos o escuchar en sus
reclamos.
Quisiera añadir a
la evidencia presentada que si bien un primer paso en el empoderamiento comunitario
puede haber ocurrido a partir de la revolución de 1968, es el evento de Sipán
en 1987 y la particular dinámica de defensa del patrimonio iniciada por Walter
Alva y su turbulenta relación con las comunidades locales que define este nuevo
periodo de relaciones en el trinomio comunidad > restos culturales > patrimonio.
Este proceso no hace mas que asentarse aun mas con leyes como la consulta
previa (que en su amplitud considera un amplio espectro de bienes). Asensio ha
notado que esta nueva dinámica resulta en lo que llama el enfoque pospatrimonial en la que se crean nuevas dinámicas de "participación utilitaria como la cogestión". Este es un periodo en el
que no se puede negar que las comunidades ponen mas atención sobre los restos arqueológicos
que les rodean y por tanto listos a participar en su uso y ser participes de su
usufructo (tanto social como económico). Asencio subraya que en este enfoque
entonces es esencial: reconocer que la población el derecho a beneficiarse de
manera directa de los restos arqueológicos o históricos y que tiene el derecho
de decidir cómo y qué se debe patrimonializar. Y en este proceso entra a
participar el estado, arqueólogos y especialistas. en una relación muy
horizontal entre grupos que comparten intereses comunes y que deben definir las
estrategias que favorezcan a largo plazo aquello que se quiere convertir en
patrimonio. No tiene sentido en este contexto de cooperación dedicarse a
subrayar quien sabe mas ni quien tiene mayor experiencia; tiene sentido sí establecer que existen normas y procedimientos que se deben seguir, hay
obligaciones y limitaciones para quienes se comprometen al proceso, y que el
objetivo ultimo es el bienestar del nuevo patrimonio.
No es muy notado que hay
ciertas opiniones en el medio que consideran que existe "sobre-patrimonialización"
de los bienes culturales materiales e inmateriales. Es cierto que concentrarse
en un ejercicio de declarar patrimonio al fajín, a la procesión, a la bebida,
al plato responde a la "pluralidad" de significados que se puede
asignar a objetos y tradiciones. Sin embargo, la forma en que se ha procedido
con estos objetos es mucho de publicidad sin un transfondo social importante
(Por ejemplo, no hay lenguas amazónicas es esa lista). Es mucho más difícil
crear un plan para gestionar patrimonio como el sitio de El Paraíso, un sitio
vecino a los barrios de los nuevos pobladores de la capital, pero sobretodo bajo
ataque de promotores ilegales de tierras. En realidad lo que ocurre en general
es una situación de "infra-patrimonialización",
es decir un proceso de crear patrimonio guiado por preceptos que no tienen al
patrimonio y su contexto como el centro de la ecuación. En otras palabras, una
inadecuada, desinformada y azarosa forma de designar "patrimonio" sin
consideración de sus ramificaciones históricas y sociales. Esta situación
ocurre más aun cuando en situaciones mas complicadas para crear planos de
gestión (véase casos donde las comunidades reclaman una voz, por ejemplo.) Me
atrevo a sugerir que estos extraños casos de creación de patrimonio ocurren
cuando no se arma una estrategia lógica para seguir en la practica los
lineamientos de una política cultural que pueda parecer, en el papel, muy ecuánime
(véase el articulo de Arista en Argumentos).
Dos temas interesantes surgen de la
lectura de Asensio que me gustaría comentar: (1) el tema de las comunidades
descendientes y sus derechos (p.29); y (2) el rol en las sociedades de los
Andes Centrales y su patrimonio de rituales como La Fiesta del Sol, el
Coylluriti, o el Solsticio de Invierno.
Es especialmente difícil en sociedades con
tanta migración como la peruana de establecer los derechos de pueblos que hoy están
constituidos en el territorio nacional. Tal fue el problema con el caso de
Sipán: el pueblo estaba habitado por migrantes de la sierra que los años 50
habían llegado a trabajar en las grandes plantaciones de azúcar de Lambayeque. La
población de Sipán no será ciertamente la población Muchik originaria de la región
pero es la población que debería identificarse y beneficiarse con el monumento.
Este es un proceso que ha ocurrido, aunque con cierto tiempo de retraso. En segundo lugar, hubiera sido interesante
que Asensio complementara con los tres casos andinos indicados los ejemplos de los
druidas de Stonehenge o el proceso de los indígenas de Norte America de recuperar
su cultural material.
En suma, esta es una importante
contribución a la discusión de cómo se podría plantear de manera más productiva
proyectos de gestión del patrimonio a la luz de la condiciones sociales del
siglo XXI. Estoy pensando sobretodo en proyectos de carácter más complicados,
que usualmente se refieren a bienes materiales muebles e inmuebles que deben
ser estudiados, conservados, resguardados y promocionados de manera que su
usufructo se pueda planear al mismo tiempo que se asegura la integridad física
y contexto de autenticidad del bien reduciendo lo más posible el riesgo al que
se le somete en su vida publica.