miércoles, agosto 21, 2013

Comentario a la entrega de Raúl Asensio en Argumentos del IEP (Julio 2013).
http://www.revistargumentos.org.pe/participacion_patrimonio.html
El tema de esta entrega en línea de Argumentos se ha dedicado al Patrimonio Cultural. Los cinco artículos que componen esta sección se abocan a explorar múltiples posibilidades y caminos que se pueden seguir en el futuro para mejorar el estatus del patrimonio cultural. Como contribuyente al tercer articulo en esta sección me gustaría comentar, tal como se haría en una mesa redonda, las propuestas de los colegas en sus respectivos temas.
Esta contribución por Asensio es sumamente interesante. Creo que hacia mucho tiempo no leía una descripción tan clara de la evolución del concepto de patrimonio y su frágil situación (más en la practica que en concepto) en Perú. Mas aun, en este articulo el concepto de patrimonio está presentado en relación a los actores que lo tienen en consideración (de manera adecuada o no). Esta es un necesidad importante de patrimonio: debe tener una fundación social y política. Los actores que definen estos ámbitos social y político van cambiando y, durante el siglo XX, se han ensanchado. El empoderamiento de las comunidades sobre decisiones en sus territorios comenzó en relación a tierras y producción. Hoy han añadido patrimonio cultural, material e inmaterial, y natural como parte de sus intereses, tal como se puede leer en sus manifiestos o escuchar en sus reclamos.
Quisiera añadir a la evidencia presentada que si bien un primer paso en el empoderamiento comunitario puede haber ocurrido a partir de la revolución de 1968, es el evento de Sipán en 1987 y la particular dinámica de defensa del patrimonio iniciada por Walter Alva y su turbulenta relación con las comunidades locales que define este nuevo periodo de relaciones en el trinomio comunidad > restos culturales > patrimonio. Este proceso no hace mas que asentarse aun mas con leyes como la consulta previa (que en su amplitud considera un amplio espectro de bienes). Asensio ha notado que esta nueva dinámica resulta en lo que llama el enfoque pospatrimonial en la que se crean nuevas dinámicas de "participación utilitaria como la cogestión". Este es un periodo en el que no se puede negar que las comunidades ponen mas atención sobre los restos arqueológicos que les rodean y por tanto listos a participar en su uso y ser participes de su usufructo (tanto social como económico). Asencio subraya que en este enfoque entonces es esencial: reconocer que la población el derecho a beneficiarse de manera directa de los restos arqueológicos o históricos y que tiene el derecho de decidir cómo y qué se debe patrimonializar. Y en este proceso entra a participar el estado, arqueólogos y especialistas. en una relación muy horizontal entre grupos que comparten intereses comunes y que deben definir las estrategias que favorezcan a largo plazo aquello que se quiere convertir en patrimonio. No tiene sentido en este contexto de cooperación dedicarse a subrayar quien sabe mas ni quien tiene mayor experiencia; tiene sentido sí establecer que existen normas y procedimientos que se deben seguir, hay obligaciones y limitaciones para quienes se comprometen al proceso, y que el objetivo ultimo es el bienestar del nuevo patrimonio.
No es muy notado que hay ciertas opiniones en el medio que consideran que existe "sobre-patrimonialización" de los bienes culturales materiales e inmateriales. Es cierto que concentrarse en un ejercicio de declarar patrimonio al fajín, a la procesión, a la bebida, al plato responde a la "pluralidad" de significados que se puede asignar a objetos y tradiciones. Sin embargo, la forma en que se ha procedido con estos objetos es mucho de publicidad sin un transfondo social importante (Por ejemplo, no hay lenguas amazónicas es esa lista). Es mucho más difícil crear un plan para gestionar patrimonio como el sitio de El Paraíso, un sitio vecino a los barrios de los nuevos pobladores de la capital, pero sobretodo bajo ataque de promotores ilegales de tierras. En realidad lo que ocurre en general es una situación de "infra-patrimonialización", es decir un proceso de crear patrimonio guiado por preceptos que no tienen al patrimonio y su contexto como el centro de la ecuación. En otras palabras, una inadecuada, desinformada y azarosa forma de designar "patrimonio" sin consideración de sus ramificaciones históricas y sociales. Esta situación ocurre más aun cuando en situaciones mas complicadas para crear planos de gestión (véase casos donde las comunidades reclaman una voz, por ejemplo.) Me atrevo a sugerir que estos extraños casos de creación de patrimonio ocurren cuando no se arma una estrategia lógica para seguir en la practica los lineamientos de una política cultural que pueda parecer, en el papel, muy ecuánime (véase el articulo de Arista en Argumentos).
Dos temas interesantes surgen de la lectura de Asensio que me gustaría comentar: (1) el tema de las comunidades descendientes y sus derechos (p.29); y (2) el rol en las sociedades de los Andes Centrales y su patrimonio de rituales como La Fiesta del Sol, el Coylluriti, o el Solsticio de Invierno.
Es especialmente difícil en sociedades con tanta migración como la peruana de establecer los derechos de pueblos que hoy están constituidos en el territorio nacional. Tal fue el problema con el caso de Sipán: el pueblo estaba habitado por migrantes de la sierra que los años 50 habían llegado a trabajar en las grandes plantaciones de azúcar de Lambayeque. La población de Sipán no será ciertamente la población Muchik originaria de la región pero es la población que debería identificarse y beneficiarse con el monumento. Este es un proceso que ha ocurrido, aunque con cierto tiempo de retraso. En segundo lugar, hubiera sido interesante que Asensio complementara con los tres casos andinos indicados los ejemplos de los druidas de Stonehenge o el proceso de los indígenas de Norte America de recuperar su cultural material.
En suma, esta es una importante contribución a la discusión de cómo se podría plantear de manera más productiva proyectos de gestión del patrimonio a la luz de la condiciones sociales del siglo XXI. Estoy pensando sobretodo en proyectos de carácter más complicados, que usualmente se refieren a bienes materiales muebles e inmuebles que deben ser estudiados, conservados, resguardados y promocionados de manera que su usufructo se pueda planear al mismo tiempo que se asegura la integridad física y contexto de autenticidad del bien reduciendo lo más posible el riesgo al que se le somete en su vida publica.

1 Comentarios:

Anonymous Anónimo said...

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2:40 a.m.  

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